Una comida adecuada y equilibrada es clave para que los niños gocen de una buena salud, tanto ahora como en el futuro.
El tipo de alimentación que damos a nuestros hijos es un aspecto que debemos tener en cuenta siempre. A continuación, traemos una serie de indicadores que puedes seguir para proporcionar una alimentación saludable a tus hijos.
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Desayuno.
Ofréceles un desayuno adecuado que les proporcione energía para comenzar el día, que contenga una cantidad adecuada de proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Alimentos como la leche, el pan integral, el aceite de oliva y las piezas de fruta son muy recomendables a la hora de preparar el desayuno para los niños.
Si en alguna ocasión no tienes tiempo de prepararles un desayuno adecuado, es preferible que se lleven algo para comer desde casa. Ponles en la mochila una pieza de fruta que no necesite ser pelada, como la pera o la manzana, o que sea fácil de pelar como el plátano. Otra buena opción es un yogurt, un sándwich o un bocadillo.
2. Comida.
Hoy en día, cada vez más habitualmente, los menores hacen esta comida en el colegio y el menú no depende de tí.
Sin embargo, podemos informarnos sobre lo que nuestros hijos van a comer durante la semana y cuadrar las diferentes comidas del día de acuerdo con las comidas que realizan fuera de casa.
3. Merienda.
Esta es, por lo general, la comida que más les gusta, por lo que debes aprovechar para incluir lácteos, fruta y bocadillos saludables.
Aunque la merienda no debe ser excesiva para que no les quiten las ganas de cenar, debes tener presente que es una necesidad diaria que no es recomendable saltarse. Les ayuda a recuperar las energías consumidas durante el día.
La merienda, como el resto de las comidas, debe ser sana y equilibrada. Es recomendable ofrecerles una pieza de fruta diferente cada día, además de evitar que los refrescos y la bollería se conviertan en un hábito.
4. Cena.
Es conveniente que la cena se haga temprano y que no sea rica en alimentos grasos y abundantes, ya que éstos pueden dificultar que nuestros hijos concilien el sueño. Asimismo, como el resto de las comidas, debe ser equilibrada y sana.
Por lo general, los platos de las cenas deben ser menos contundentes que los de las comidas. Lo más recomendable es que incluyas un plato de verduras, bien cocinada con poca grasa o en forma de ensalada. Esta última debe ser variada y presentada de manera que resulte atractiva.
Puedes preparar la verdura de maneras diferentes cada día: a la plancha, en forma de puré u otra opción que les resulte divertida. Si no le gusta alguna verdura, no te desanimes, prueba otra variedad o cocínala de otra forma.
Con los segundos platos debes tener en cuenta qué han comido a mediodía, evitando, así, que repitan comidas.
De postre, lo más recomendable es la fruta. Dale una pieza diferente cada día, preparada de manera variada. Un par de días a la semana puedes ofrecerles lácteos. No debes abusar de los dulces o postres preparados.
Ningún tipo de alimento es capaz, por sí mismo, de cubrir todas las necesidades nutricionales diarias en las cantidades necesarias. Por eso, es aconsejable llevar una dieta variada, consumiendo los distintos en las proporciones adecuadas.
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